Errores de traducción que han hecho historia

En un contexto dominado por la globalización y en un mundo más interconectado que nunca, siguen produciéndose garrafales errores de traducción en las situaciones más delicadas y en entornos de alto protocolo. Por ejemplo, hacia 2013 la prensa española dio por hecho que un portavoz de la Comisión Europea había tachado de “basura” las declaraciones del ministro Wert. A pesar de que Dennis Abbot, el portavoz de Educación, había empleado la palabra “rubbish” que, efectivamente significa “basura”, no lo había hecho de forma literal. En realidad, “rubbish” también se traduce como “sandeces” o “disparates” y su correcta interpretación debe extraerse del análisis contextual.
Se trata de un ejemplo que, a pesar de la polémica que cosechó en los medios de comunicación, no pasó de tener un carácter puramente anecdótico. Pero, ¿qué hubiese ocurrido si el mismo error se hubiese producido en un momento crítico, por ejemplo, en un contexto bélico? ¿Hasta dónde pueden llegar las consecuencias de una mala traducción? A continuación, recopilamos algunos de los errores de traducción más graves que hemos podido ver a lo largo de la historia.
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1. Más de un milenio de errores
Un error de traducción alteró la iconografía cristiana durante más de un milenio. ¡Increíble pero cierto! Durante el gótico tardío y el renacimiento los artistas representaron a Moisés con dos cuernos en la cabeza por una mala traducción realizada por San Jerónimo, curiosamente, un icono de la traducción. Su transcripción al latín del griego y el hebreo antiguo (de los textos procedentes de la Vulgata) se convirtió en la pauta oficial de la Iglesia católica desde el año 382 hasta 1979. La expresión que indujo al error fue ‘keren or’ que, en realidad, aludía al “resplandeciente rostro” de Moisés.
2. La amenaza de Khruschev en plena Guerra Fría
Hacia el año 1956, en plena Guerra Fría, Nikita Khrushchev hizo un discurso en la embajada polaca de Moscú. A lo largo de la reunión, a la que asistió una gran cantidad de embajadores occidentales, el líder comunista dijo: “Os guste o no, la historia está de nuestro lado. ¡Os enterraremos!”. Sus palabras generaron un gran desasosiego al instante porque, ¿acaso podían hacer referencia a algo bueno? Pues, en realidad sí, aunque claro, en el apogeo de una carrera armamentística la prensa occidental pronto se puso alerta y percibió una amenaza latente en su expresión. No obstante, los soviéticos pronto decidieron clarificar el malentendido. En realidad, Khrushchev había hecho alusión a una cita presente en el ‘Manifiesto Comunista’ a partir de la cual, Marx afirma que la clase burguesa es capaz de generar sus propios enterradores. Aunque su interpretación es, a priori, bastante problemática, en realidad las palabras fueron pronunciadas con una intencionalidad puramente ideológica y no de una forma desafiante. La traducción más apropiada, gracias a las agencias de traducción, respondería a algo así como “Os guste o no, la historia está de nuestra parte. Viviremos tanto como para ver cómo nos entierran”.
3. El discurso erótico de Jimmy Carter
En 1977 Jimmy Carter, el entonces presidente de Estados Unidos, se trasladó a Polonia. El país continuaba bajo el influjo del comunismo y el objetivo de Carter fue proyectar un discurso cercano para generar simpatía entre sus ciudadanos. No obstante, el Departamento de Estado contrató a un intérprete de origen ruso aunque, sus conocimientos eran bastante limitados. Aunque conocía el polaco nunca había hecho traducciones del idioma a nivel profesional. El resultado fue desastroso. Carter inició su speech “he salido de Estados Unidos esta misma mañana” y el intérprete lo tradujo como “he dejado Estados Unidos para no volver jamás”. Sin embargo, a lo largo del discurso la situación se hizo insostenible cuando el presidente dijo “me hace feliz estar en Polonia” y el traductor le agregó un sentido bastante sexual convirtiéndolo en “estoy feliz de ver las partes privadas de los polacos”. Ante aquel desagradable (y cómico) incidente la delegación decidió sustituir de inmediato al intérprete por otro traductor. Lamentablemente, el resultado no fue especialmente mejor porque este segundo traductor conocía a la perfección el polaco pero no el inglés y fue incapaz de seguir el ritmo de Carter.
4. Marte y la vida inteligente
Cuando Giovanni Schiaparelli llevó a cabo las primeras descripciones sobre la superficie de Marte hacia 1877, se generó un sentimiento de histeria generalizada. El director del observatorio de Brera, proporcionó información bastante precisa en la que se especificaba la presencia de mares y continentes pero, además, canales. La polémica se hizo patente cuando 31 años más tarde, Percival Lowell, un astrónomo de origen norteamericano, decidió analizar el trabajo de Schiaparelli. Su conclusión fue bastante alarmante: Los canales artificiales descritos habían sido construidos por seres inteligentes para llevar agua al planeta desértico. Sus afirmaciones causaron un gran revuelo aunque la polémica quedó zanjada cuando se detectó un error de traducción. Giovanni Schiaparelli había recurrido a la palabra italiana canali para hablar de gargantas o cañones, es decir, estructuras con forma de canal que se integran en el relieve y cuyo origen es completamente natural.
5. Una palabra que hizo explotar la bomba atómica
Las potencias aliadas en la Segunda Guerra Mundial hicieron pública la declaración de Postdam el 26 de julio de 1945. A partir de ella, explicaban los términos de la rendición del imperio japonés en un tono bastante desafiante que de hecho, incluía una amenaza velada. De no entregarse, el imperio se enfrentaría a una “inminente y total destrucción”. Lamentablemente, cuando Kantaro Suzuki, el primer ministro japonés, convocó una rueda de prensa, empleó unos términos ambiguos que llevaron a una mala interpretación por parte de los aliados. La palabra mokusatsu puede interpretarse de dos formas, o bien algo así como “lo pensaremos” (el mensaje que el ministro deseaba transmitir), pero también como algo bastante más negativo que podría traducirse en “lo despreciamos”. Sus declaraciones fueron traducidas incorrectamente y el resultado llegó tan sólo diez días más tarde cuando descubrimos lo que querían decir con una “inminente y total destrucción”.
6. El error de traducción que costó 71 millones de dólares
Cuando Willie Ramírez fue ingresado en un centro clínico de Florida en 1978 su familia trató de explicar qué le había ocurrido. Sin embargo, no sabían hablar en inglés. Al tratar de explicar que Willie había sufrido una intoxicación alimentaria el personal del hospital (que, en teoría era bilingüe) tradujo el vocablo español intoxicado por “intoxicated”. En inglés, este término hace referencia a aquellas personas que se han drogado o que bien ha ingerido cantidades elevadas de alcohol. La situación se tornó dramática porque el paciente había sufrido una hemorragia cerebral a pesar de que sus familiares creían que sus problemas se limitaban a una infección gastrointestinal. Los médicos, por su parte, dieron por hecho que su estado se debía a una sobredosis y aplicaron un tratamiento que lejos de ayudar al paciente le generó graves secuelas. Esta negligencia, motivada por un error de traducción médica, estuvo sujeta a una cuantiosa indemnización a la familia de 71 millones de dólares. Además, Willie quedó tetrapléjico.
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Escritora para blogs y Community Manager interesada por la multiculturalidad y la diversidad lingüística. Desde su Venezuela natal, ha viajado y vivido largas temporadas en Francia, Alemania, Camerún y España, transmitiendo a su pasión por la escritura su experiencia intercultural.
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