6 razones por las que revisar el trabajo de un traductor

Cuando aquel cliente potencial me dijo que “cómo me voy a fiar de una traducción que necesita revisión” la verdad que quedé atrapado en su razonamiento: ¡hasta yo mismo pensaba que llevaba razón! Ha llovido mucho desde aquel día, pero todavía recuerdo aquel suceso como si me hubiera pasado ayer.
Yo era entonces un recién licenciado con un marco teórico forjado en la facultad de traducción, todavía en el proceso de ajustar las enseñanzas de la universidad a la realidad del mercado. Pronto me di cuenta que había dos elementos fundamentales que no permitían poner en práctica mucho de lo que me habían enseñado: el tiempo y el dinero.
Me gustaría hoy tener la oportunidad de volver hablar con aquel cliente potencial para explicarle por qué debería revisarse una traducción, eso sí, siempre y cuando el retorno de la inversión justifique el sobrecoste.
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1. Los traductores no son máquinas, son personas
Hablo en este blog de 6 razones, pero esta razón es la principal y, en realidad, es el origen del resto de motivos que explicaré. Un traductor profesional es una persona y en tanto que tal sujeto a estados emocionales y circunstanciales diversos que le pueden llevar a cometer errores.
Incluso las personas más competentes y estables emocionalmente, pasan por etapas en el que su rendimiento no es el mismo o, simplemente, también comenten errores. Tanto es así que hasta el mismísimo Cristiano Ronaldo falla un penalti de vez en cuando y Rafa Nadal cae en primera ronda de un torneo ATP.
En nuestra agencia de traducción AbroadLink Traducciones colaboramos desde hace años con traductores tremendamente fiables en la que la mayoría de los casos el proceso de revisión es una mera comprobación de la calidad de la traducción y, sin embargo, como en los casos de Cristiano Ronaldo y Rafa Nadal, alguna vez estas revisiones han localizado errores que no habría cabido esperar.
2. Distancia temporal con la traducción
En la faculta de traducción nos enseñaban que una traducción había que dejarla “dormir”. Es decir, en un mundo ideal, un traductor que hace una traducción debe dejar pasar un tiempo prudencial antes de hacer la revisión final.
Si has hecho una traducción alguna vez, te habrás percatado que es fácil hacer una traducción literal que hasta te suena bien en el momento que la haces. Sin embargo, cuando la lees al tiempo, te das cuenta que era un calco del original y que no sería la manera natural en la que te expresarías.
Este fenómeno inevitable y humano, no suele poder resolverse dejando “dormir” la traducción en el “mundo real”. La mayoría de los proyectos de traducción son para cuanto antes se puedan tener. La práctica de la traducción profesional exige que las traducciones tomen el menor tiempo posible para poder sacar un producto al mercado o dar respuesta a una propuesta comercial. Al final, el tiempo también es dinero.
El proceso de revisión implica la lectura de la traducción por un segundo profesional que identificará fácilmente cuando el traductor original se dejó seducir por la lengua de origen produciendo calcos y repitiendo estructuras, lo que le permitirá producir un texto que suene de manera más natural y fluida.
3. Maquetación y contexto de textos traducidos
En gran cantidad de encargos de traducción, el traductor no tiene la posibilidad de ver el contexto visual en el que se encuentra la traducción. Esto es especialmente así en la mayoría de traducciones de programas informáticos o de bases de datos de catálogos publicados online, pero también en la publicación de manuales y folletos creados en Illustrator, InDesign o FrameMaker.
En este caso, la revisión supone un control de calidad sobre el proceso de manipulación del texto por parte de informáticos o maquetadores, lo que en ocasiones puede dar lugar a errores en la maquetación que se detectan durante la revisión.
Además, cuando la revisión se hace en el formato final, esto permite a los revisores tener el contexto visual de una manera más clara y directa, lo que puede dar lugar a interpretaciones distintas del texto original o a cambios de estilo.
4. Acompañados llegamos más lejos
Ahora que acabo de tener un hijo casi a mis 50 años, entiendo perfectamente este proverbio chino que siempre me gustó: “Si caminas solo, irás más rápido; si caminas acompañado, llegarás más lejos”.
Lo primero que necesita una revisión es más tiempo. Un trabajo de traducción más revisión implica coordinar el trabajo de dos personas y la revisión en sí lleva tiempo. En AbroadLink, organizamos el trabajo asumiendo que la productividad de un traductor es de 2500-3000 palabras/día y la de un revisor de 8000 palabras/día.
Sin embargo, como reza el título de esta sección, con la revisión llegamos más lejos consiguiendo aumentar la calidad de la traducción de la que partíamos junto con otros beneficios que aporta el proceso de revisión.
5. “La confianza es buena, pero el control es mejor”
En esta ocasión, me apoyo en un proverbio ruso para ofrecer un argumento más por el que una traducción debe ser revisada. No importa la confianza que podamos tener en el trabajo de un traductor, el hecho de verificarlo no solo implica tener la posibilidad de mejorarlo, sino que también poner alerta al traductor.
Creo que la mayoría de nosotros, y deberíamos admitirlo al menos ante nosotros mismos, vamos a tener un extra de alerta y precaución cuando sabemos que nuestro trabajo va a ser revisado y criticado por otra persona con la cualificación para hacerlo.
Por este motivo, la revisión del trabajo del traductor por un segundo profesional es una forma de hacerle saber que, aunque confiamos en él y por eso le ofrecemos el trabajo de traducción, queremos verificar que nuestra confianza está basada en hechos.
6. ISO 17100: norma de calidad de servicios de traducción
La última razón que esgrimo para hacer una revisión de la traducción inicial es cuando se exige que la traducción cumpla con la norma de calidad sobre servicios de traducción ISO 17100. Esto podría requerirse porque el manual de calidad de tu empresa así lo establezca.
La norma de calidad sobre servicios de traducción ISO 17100 es una norma desarrollada por expertos del sector de la traducción y establece que para llegar a garantizar la calidad de una traducción es necesario, entre otros elementos, establecer un proceso de traducción que incluya un paso de revisión.
Creo que cualquiera puede entender que un trabajo revisado puede ofrecer más garantías de calidad. Estoy seguro de que aquel cliente potencial del que hablé al inicio de este blog, que, por cierto, nunca dejó de ser potencial, habrá aprendido al día de hoy el sentido de hacer una revisión.
En general, encuentro que aquellos clientes con formación en idiomas o redacción de contenidos, entienden perfectamente el valor de la revisión, lo que no significa que siempre la contraten, en busca de ese difícil equilibrio entre calidad, tiempo y coste.
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Josh Gambín es licenciado en Ciencias Biológicas por la Universidad de Valencia y en Traducción e Interpretación por la Universidad de Granada. Ha desarrollado diversas funciones como gestor de proyectos, maquetador, y traductor freelance y en plantilla. Desde 2002 es socio fundador de AbroadLink y actualmente desarrolla el cargo de Director de Ventas y Marketing.
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