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¿Cuáles son los idiomas más difíciles de traducir?

Publicado el 19/05/2020

Nuestra lengua materna siempre nos parecerá fácil de aprender y de traducir. Sin embargo, por diversas razones, algunos idiomas son más difíciles de traducir que otras.

La UNESCO ha publicado un ranking muy pertinente sobre las lenguas más difíciles de dominar. A continuación, ordenándolas de mayor a menor dificultad, vamos a exponer algunas de ellas, comentando sus peculiaridades y las razones por las que suponen, en ocasiones, un quebradero de cabeza para los traductores profesionales más experimentados.

Índice de contenidos

Index of contents

Index du contenu

Inhaltsverzeichnis

Indice dei contenuti

  1. El chino
  2. El griego
  3. El árabe estándar
  4. El islandés
  5. El japonés
  6. El finés
  7. Las lenguas germánicas
  8. El francés

El chino

Al contrario de las lenguas romances occidentales y de las lenguas germánicas, el chino es una lengua tonal, es decir, basada en tonos. La entonación y la pronunciación son determinantes y pueden cambiar el sentido de una palabra que contiene las mismas sílabas.

Además, los sinogramas (caracteres chinos) no ofrecen ninguna pista acerca de la pronunciación, lo que hace que esta lengua sea aún más difícil de comprender y dominar para una persona cuya lengua materna esté basada en sílabas.

El griego

Griego

Aunque el griego actual se haya simplificado en comparación con el griego antiguo, continúa siendo una lengua difícil de traducir y de aprender. Además de la dificultad que entraña dominar un alfabeto específico, los acentos y la entonación, que siguen reglas muy complejas, son claves para su comprensión.

El árabe estándar

Árabe

El árabe estándar es, ante todo, una lengua escrita. El alfabeto específico, la escritura de derecha a izquierda y la complejidad de su estructura gramatical y ortográfica, hacen de esta lengua una de las más difíciles de traducir y de aprender. Además, para poder comunicarnos, debemos dominar alguno de los numerosos dialectos árabes que existen.

El islandés

Islandés

El islandés es un idioma basado en reglas clásicas de las lenguas germánicas nórdicas, a las que se le añaden reglas aún más antiguas, un vocabulario específico y vocales que pueden cambiar, en ciertos casos, según la conjugación y la declinación. Con palabras que pueden llegar a tener 70 formas diferentes, es, sin duda, una de las lenguas más difíciles de dominar.

El japonés

Japonés

Lo que hace que la lengua japonesa sea difícil de traducir es el hecho de que contiene en sus reglas gramaticales, a simple vista fáciles, fórmulas de cortesía, llamadas keigo o lenguaje honorífico. De modo que dominar el japonés implica contar, desde el principio, con amplios conocimientos culturales, que en el caso de ser erróneos podrían conducir a errores graves de traducción.

El finés

Finés

El finés es una lengua (sintética) flexiva y aglutinante. Esto significa que las palabras cambian de forma en función del rol que tienen en la frase, a las que podremos añadir, además, prefijos y sufijos.

Las lenguas germánicas

Las lenguas germánicas

Las lenguas germánicas, y más precisamente, el danés, el noruego y el alemán son lenguas difíciles de traducir y de dominar, sobre todo, en cuanto a su estructura gramatical y ortográfica. En lenguas (sintéticas) flexivas las palabras cambian de forma en función de su relación gramatical en cuanto al resto de palabras de la frase.

El francés

Francés

El francés es una lengua romance que resulta relativamente fácil de aprender, por lo menos un nivel básico de conversación, para aquellas personas que hablan otra lengua romance (por ejemplo, un italiano o un español). En cambio, su estricta gramática y sus reglas complejas de pronunciación dificultan su aprendizaje.

A parte de la complejidad de las lenguas en sí, la dificultad se intensifica a medida que aumenta la distancia entre la lengua origen y la lengua meta. Por ejemplo, será menos complicado traducir un texto del español al francés, que son dos lenguas romances, que del español al chino.

Por lo que, para conseguir traducciones de calidad, debemos, siempre que sea posible, priorizar lenguas relativamente cercanas y recurrir a un traductor, cuya lengua materna sea la lengua meta (siguiendo el ejemplo anterior, utilizar un traductor con lengua materna francés para la traducción del español al francés, a un traductor chino para la traducción del español al chino) o una agencia de traducción.

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Virginia Pacheco

Escritora para blogs y Community Manager interesada por la multiculturalidad y la diversidad lingüística. Desde su Venezuela natal, ha viajado y vivido largas temporadas en Francia, Alemania, Camerún y España, transmitiendo a su pasión por la escritura su experiencia intercultural.

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