Comer sano en la oficina
El actual ritmo de vida nos ha llevado a tener que comer en nuestro espacio de trabajo, como en nuestra agencia de traducción, o cerca del mismo. Y es que, hay jornadas en las que se hace incompatible poder volver a casa para el almuerzo. La posibilidad de comer en cafeterías y restaurantes cercanos es una opción, pero, ¿tenemos la necesidad de gastar nuestro dinero en algo que podemos subsanar nosotros mismos? Además de que quizás nuestras opciones alimenticias no sean del todo saludables, debido a menús de comida rápida y derivados. Otra cuestión que abordaré aquí es el tema del “tentempié”, ya que pueden ser una pausa saludable o pueden convertirse en enemigos de nuestra salud.
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Tentempié, ¿pausa saludable o falso amigo?
Muchos artículos sobre éste tema debaten la cantidad de café que debemos tomar, o defienden las bondades del té frente a las de la cafeína. ¿Es menos dañina la teína que la cafeína? Definitivamente no, de hecho, son lo mismo. Abusar de una o de otra es perjudicial, al igual que de las bebidas energéticas. Lo recomendable, es tomar una o dos tazas de té o café a lo largo de la mañana.
Desayuno
Además de la bebida, tenemos a nuestra disposición con frecuencia una amplia gama de productos como la clásica tostada, la bollería industrial o llevar nuestra propia comida. En mi opinión, una tostada es una buena forma de continuar la jornada, ya que la bollería industrial nos producirá una subida energética rápida, pero sus grasas saturadas y excesivos azúcares son totalmente contraproducentes. Esto no significa que debamos dejar de comer de vez en cuando estos productos, más bien tomarlos ocasionalmente. Estos dulces bocados no pueden competir nutricionalmente con una tostada de tomate y aceite, por ejemplo. Si traemos el tentempié de casa, tenemos muchísimas posibilidades, sándwich, yogur con cereales, fruta, etc.
El picoteo
Una cosa es tomar un tentempié y otra muy diferente picotear todo el tiempo. Además de distraernos del trabajo, no ayuda nada a nuestra salud ni a nuestra figura. Los eternos viajes a la máquina expendedora, los paquetes de patatas en el cajón, las chocolatinas en nuestro bolso o maletín… Si estamos toda la jornada con estas interrupciones, nuestro rendimiento decaerá, y nadie va a hacer nuestro trabajo por nosotros, con lo cual, quizá nos tengamos que quedar más rato en la oficina para acabarlo.
¿Y para la comida principal? ¿Cómo lo hacemos?
Y llegamos al quid de la cuestión, ¿Y a medio día? ¿Comer fuera o traer comida?
Si comemos en el trabajo de forma ocasional puede solucionarse fácilmente almorzando en una cafetería, pero si es todos los días, se convierte en una parte económica significativa de nuestro sueldo. Además, podemos caer en la tentación de escoger opciones altas en grasas, cómo las hamburguesas, fritos, platos combinados… cada día ingeriremos una cantidad de calorías extra que no necesitamos. Recomiendo el libro del Doctor Howard Shapiro “La dieta visual”, en él encontraremos multitud de ejemplos en los que se muestra mediante fotografías la diferencia de escoger una u otra comida. También nos enseña que lo “light” no siempre es tan recomendable como otras opciones menos procesadas y naturales. Volviendo al tema económico, un simple menú de 7 euros nos sale con un gasto a fin de mes de unos 140 euros, sin contar con lo que nos gastemos en el desayuno. Al cabo del año habremos gastado una media de 1680 euros aproximadamente. En lugar de almorzar cada día fuera, podemos preparar la comida en casa y llevarla al trabajo.
Es cuestión de organizarse
Lo mejor es sentarse tranquilamente y pensar en qué queremos comer durante la semana. Esto nos ahorrará tiempo ya que sabremos con antelación qué tenemos que comprar. Mi recomendación personal es que no nos compliquemos la vida con ingredientes imposibles. Lo mejor es simplificar y elegir alimentos que nos sean cotidianos y encontremos fácilmente en el supermercado. Esto es toda una declaración de intenciones: en este artículo no se pretende que el lector se convierta en un gurú de la alimentación sana, sólo se pretende dar consejos que sean prácticos para nuestro día a día.
¿Cocinar todo de una vez?
Hay personas que son más cocinillas y preparan los menús semanales en el fin de semana. Hacen varias comidas y las congelan en tuppers individuales. Pero no todo el mundo dispone del tiempo o las ganas de usar unas cuantas horas para hacerlo. Para remediar esto, podemos optar por preparar nuestra comida la noche anterior. Puede parecer para personas no iniciadas en la cocina que hacer algo diferente a un bocadillo puede ser misión imposible, sólo diré una palabra “Sofrito”. El sofrito consiste en ajo picado, cebolla, pimiento y un poco de tomate rallado con aceite de oliva, se pone en una sartén, y se cocina. Esta base puede usarse para preparar unas lentejas. Se prepara el sofrito en una olla en lugar de en una sartén, se pone un poco de chorizo, y se añade agua. A continuación, añadimos un bote de lentejas precocidas y unas hojas de espinaca frescas, se corrige de sal y se cuece hasta que esté a nuestro gusto. El mismo sofrito se le añade a la pasta, junto a un poco de bacón, atún o lo que queramos y ya tenemos otro plato. Otro ejemplo: en una olla ponemos a nuestro protagonista, añadimos unas almejas y unas gambas (pueden ser congeladas), y cuando se abran añadimos un poquito de vino blanco y sal. Echamos el agua y unos fideos gruesos, y obtenemos una sopa marinera muy rápida. Otra opción es usar el sofrito para hacer pollo. Se fríen los pedazos junto a él, y se añade sal al gusto. La sémola de trigo o cuscús es otra opción en la que tendremos infinidad de posibilidades, tanto en frío como en caliente. Y por supuesto, las ensaladas, que también nos dan mucho juego.
Fresco vs congelado
Es una obviedad, todo lo que sea fresco es mejor, pero si no tenemos mucho tiempo os recomiendo los truquitos del chef falsarius que además de explicar las recetas con humor, hace de la cocina un juego de niños, con recetas que rondan entre 5 y 15 minutos.
Entonces, ¿mañana qué?
Es más fácil de lo que creemos. No es necesario comer todos los días en una cafetería, empleando un poco de tiempo, podemos alimentarnos de forma sana y equilibrada. Bon appetite!
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Escritora técnica y bloguera compatibilizando su trabajo de freelance con estudios en Filología Hispánica, con especialización en literatura del siglo XX. Ganadora del primer premio de relato corto de 2012 y del primer premio en género epistolar de 2013.
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