Anglicismos en francés: dos enfoques distintos en Canadá y en Francia

El inglés es una de las lenguas más habladas del mundo y, sobre todo, la lengua del comercio y los negocios internacionales. Por ello, en muchos países no anglófonos se abre un debate en cuanto a su uso en las lenguas locales. Te contamos las diferencias de este debate en Francia y en Quebec, la provincia francófona de Canadá: entre la defensa cultural y el pragmatismo lingüístico. Análisis y ejemplos.
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Quebec: una defensa activa e institucionalizada del francés
En Quebec la preservación de la lengua francesa tiene una gran importancia social e incluso institucional. La OQLF (Oficina Quebequesa de la Lengua Francesa), creada en 1961, es un claro ejemplo de ello: su misión es promover y proteger el uso del francés frente al inglés en la provincia. Este papel se vio reforzado por la Carta de la Lengua Francesa (proyecto de ley 101) aprobada en 1977, que estableció oficialmente el francés como lengua de la administración, la educación y el comercio.
Pero, ¿por qué tanta reticencia a utilizar el inglés?
Históricamente, el inglés ha sido la lengua dominante en Norteamérica desde la conquista británica en 1763. Como minoría francófona en un océano anglófono, Quebec considera su lengua como una marca esencial de su identidad.
Para protegerlo, la provincia has desplegado leyes estrictas y un proceso de «francofonización» de palabras inglesas para mantener un vocabulario diferenciado. Así, anglicismos de uso común en Francia como e-mail, spam o sweatshirt (sudadera) se convierten en courriel, pourriel y chandail respectivamente. Algunas de estas equivalencias pueden resultar extrañas, pero reflejan un verdadero reto: preservar la lengua francesa en un contexto en el que el uso del inglés se impone en ámbitos como la tecnología, la ciencia o el comercio internacional.
Esta vigilancia de los quebequeses se explica por un contexto histórico y cultural particular, en el que cada palabra en francés se considera un gesto para preservar la identidad. Sin embargo, al otro lado del Atlántico, la situación es muy diferente. Los anglicismos circulan libremente en la vida profesional y cotidiana, a menudo sin generar polémica.
Pero, ¿por qué Francia acepta estos anglicismos?
En Francia, se pueden encontrar anglicismos en casi todos los sectores, especialmente en el mundo profesional. Expresiones como start-up, afterwork, briefing, open space o business plan se han convertido en lugares comunes, incluso entre quienes defienden más fervientemente la lengua de Molière.
La Academia Francesa de la lengua y la base de datos oficial FranceTerme publican regularmente equivalentes en francés: mot-dièse para hashtag, courriel para e-mail, jeu vidéo de tir à la première personne para first-person shooter... Pero estas alternativas no lo tienen fácil para establecerse, ya que a menudo se consideran menos «contundentes» o menos prácticas que los términos en inglés.
En 2022, la Academia de la lengua denunció una «explosión» de anglicismos en la comunicación institucional y mediática, argumentando que pueden crear una fractura social entre quienes dominan estos términos y quienes se ven sometidos a ellos (The Guardian). Sin embargo, su uso en el día a día de los hablantes no para de crecer, sobre todo en publicidad, moda, tecnología y deporte.
Ejemplos recientes ilustran esta dualidad:
- En el ámbito de los videojuegos, el intento de popularizar jeu vidéo de tir à la première personne en lugar de las siglas en inglés FPS no ha logrado convencer a los jugadores.
- La palabra streamer, omnipresente en las plataformas, rara vez se sustituye por diffuseur en direct, a pesar de las recomendaciones oficiales.
Dos enfoques, un objetivo
Quebec y Francia tienen una cosa en común: preservar y promover la lengua francesa. Pero sus estrategias difieren:
- En Quebec, proteger la lengua francesa es una misión cultural y política. El marco institucional, encarnado por la OQLF, pretende sustituir sistemáticamente los anglicismos y mantener un vocabulario diferenciado en la provincia.
- En Francia, la actitud es más pragmática. Los anglicismos forman parte del lenguaje cotidiano, aunque su uso pueda suscitar debates. Instituciones como la Academia Francesa intentan proponer alternativas, pero su adopción no llega a generalizarse.
- En Bélgica, en cambio, este debate sobre los anglicismos no se plantea, ya que el país se ha comprometido a preservar sus lenguas oficiales (francés, neerlandés y alemán) mediante la libertad lingüística, lo que significa que los hablantes no están obligados a utilizar una sola lengua, sino varias si así lo desean. Esto también proporciona una facilidad lingüística para las minorías en determinados municipios.
- En Argelia, por ejemplo, ha habido una tendencia a la disminución del uso del francés, sobre todo en la enseñanza nacional, para preservar las lenguas locales (árabe y tamazight), pero también ha aumentado el uso del inglés.
Todos estos ejemplos nos muestran una gran diversidad en el uso de préstamos del inglés (o de otras lenguas) y de políticas de conservación lingüística. Mientras que algunas comunidades lingüísticas intentan preservar sus lenguas locales (como Quebec o Argelia), otras tienen un enfoque más pragmático (como Francia o Bélgica), con políticas de conservación más relajadas y un uso más flexible de la lengua.
En última instancia, estos dos enfoques reflejan realidades lingüísticas diferentes
En Quebec, el inglés es un vecino dominante al que hay que contener; en Francia, una influencia con la que lidiar. En ambos casos, la cuestión de los anglicismos refleja un reto común: adaptar la lengua francesa a un mundo cambiante, preservando su identidad y riqueza. Al fin y al cabo, todas las lenguas del mundo se forman por contacto con otras: la relación actual entre el inglés y el francés es solo un capítulo más de esta gran historia de intercambio lingüístico.
Este artículo ha sido escrito por Tristan Rochas, estudiante de primer curso de Traducción Especializada Multilingüe en la Universidad de Grenoble Alpes, especializado en inglés y japonés. Apasionado de las lenguas y de la cultura japonesas, su ambición es continuar sus estudios en Japón y labrarse allí su futuro profesional.
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