¿Qué acuerdo ortográfico utilizar en la traducción al portugués?
Muchas empresas multinacionales, así como empresas con una estrategia internacional, incluyen el portugués como lengua a traducir para poder acceder a los mercados de Portugal y de Brasil. Ambos países tienen diferencias lingüísticas y culturales notables lo que ha suscitado la última una reforma de la escritura del idioma portugués. Lejos de simplificar la tarea de los traductores, este intento de homogeneizar ha creado todavía más problemas en el proceso de traducción.
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1. El portugués en el mundo
La comunidad de habla portuguesa cuenta hoy en día 240 millones de locutores distribuidos en ocho países. Es el sexto idioma más hablado en el mundo si tomamos en cuenta el número de hablantes nativos. En regla general, los traductores lusófonos, brasileños, portugueses u otros, traducen hacia la variante de su país de origen porque existen diferencias culturales y ortográficas importantes. Bueno, existían, tendríamos que decir más bien. Por razones económicas y pragmáticas, se ha propuesto varias reformas de la ortografía a lo largo de los años.
La primera revisión entró en vigor en 1910, cuando se proclamó la República portuguesa. La escritura fue simplificada para acercarse al lenguaje oral, las raíces latinas con «ph» se convirtieron por ejemplo en «f» (pharmacia > farmácia). Este esfuerzo de modernización tampoco agilizó las relaciones entre los miembros de la comunidad lusófona. Su meta no era acercar los países que hablan la lengua de Camões, Portugal era juez y parte y lo adoptó de manera unilateral.
2. Uniformización entre la escritura del portugués brasileño y europeo
En 1990, el Acordo Ortográfico da Língua Portuguesa vio la luz al reunirse oficialmente los representantes de siete países (Angola, Brasil, Guinea-Bisáu, Mozambique, Portugal y Sao Tomé y Príncipe). Desde la aplicación definitiva de este acuerdo en 2015, se preconiza dejar de lado los acentos y las letras mudas; la escritura se ha vuelto más intuitiva, más accesible. La meta del acuerdo era facilitar los intercambios administrativos y comerciales y promover el aprendizaje del portugués. Aproximadamente 1000 palabras han cambiado de ortografía en Brasil y más de 5000 en Portugal. Esta cifra parece enorme cuando se la compara a las 3000 palabras que se emplean a diario en español. Hoy en día, son muchos los portugueses que se niegan a emplear la nueva escritura. Implicaría, entre otras cosas, aprender una serie de normas nuevas. El acuerdo dispuso, para llegar a cierto consenso, preservar la antigua ortografía y aceptar sus dos variantes.
3. La traducción al portugués: un reto para el traductor, la empresa y la agencia de traducción
Las dificultades para la traducción de un documento al portugués se han multiplicado. Imagínese comercializar un producto en varios países de habla portuguesa, habría idealmente que hacer la traducción del catálogo, el manual de usuario y todos los documentos técnicos al portugués, acorde con la reforma de la ortografía de 1990. Esta variante no tendría que plantear ningún problema más allá del Atlántico, pero en Portugal gran parte de la población vería errores ortográficos en la traducción (inconscientes de que se está aplicando la última reforma ortográfica). ¿Qué ortografía adoptar pues para la traducción de un documento que se utilizará en Portugal?
Ya hemos mencionado en artículos anteriores la teoría del Skopos. Este acercamiento funcional hace énfasis en la idea de que la traducción sirve para general un texto meta, en un contexto y una cultura particulares. Este tiene una función determinada, comunicar una información a un público meta, teniendo en cuenta sus expectativas, sus valores y costumbres. Considerado como muchos como un empobrecimiento del idioma, esta reforma de la ortografía se ha de tomar con guante de seda. Cada sector tendrá pues su propia estrategia, acorde con el objetivo y los receptores del texto que traduce.
4. La reforma de la ortografía y la traducción
Si bien la reforma no ha borrado las diferencias culturales y los usos de la lengua en Brasil y Portugal, permitió agilizar procesos e intercambios. Para llevar a cabo la traducción de un documento al portugués, tendremos que considerar la función y los lectores del texto que vamos a traducir.
Lo primero que hay que tener en cuenta sigue siendo el país, aparte de ciertos documentos de índole administrativa o financiera, el portugués de ambos lados del Atlántico tiene indudables diferencias. Parece ya admitido por los brasileños el uso de la norma de la que hablábamos anteriormente pero muchas son las resistencias en Portugal.
La pregunta sigue vigente ¿Qué norma adoptar para traducir un documento que vaya a ser utilizado en Portugal? Suele haber sectores económicos más dispuestos y abiertos al cambio. Podemos imaginar que estos apreciarán el uso de la versión modernizada de la lengua en los documentos administrativos o financieros. Sin embargo, los lingüistas tendrán que tener mucho cuidado al traducir las obras literarias, jurídicas o médicas mientras el gremio no haya decidido adoptar dicha reforma y la empiece a utilizar en las universidades. Sea lo que sea, la polémica sigue abierta en Portugal y es imposible saber si después de un periodo de adaptación, las diferencias entre las escrituras del portugués brasileño y europeo se borrarán.
Podemos concluir que son las empresas las que en última instancia deberán decidir que norma adoptar en la traducción en función de su mercado objetivo, lo que muchas veces implicará seguir haciendo las cosas como se hacía antes de la reforma de 1990, sobre todo cuando hablamos del caso de Portugal. Por su lado, los traductores y las empresas o agencias de traducción deberán hacer conscientes a sus clientes, cuando estos no lo tengan presente, de la necesidad de tomar una decisión respecto a la norma a utilizar en sus traducciones al portugués.
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Josh Gambín es licenciado en Ciencias Biológicas por la Universidad de Valencia y en Traducción e Interpretación por la Universidad de Granada. Ha desarrollado diversas funciones como gestor de proyectos, maquetador, y traductor freelance y en plantilla. Desde 2002 es socio fundador de AbroadLink y actualmente desarrolla el cargo de Director de Ventas y Marketing.
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