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Por qué hacer un regalo nunca fue un gesto trivial

Publicado el 13/10/2025

Hacer un regalo es uno de los gestos más antiguos y universales de la humanidad. Simboliza la gratitud, el reconocimiento y el deseo de crear un vínculo. Los objetos, las formas y los rituales pueden haber evolucionado a lo largo de los milenios, pero el significado profundo del regalo sigue siendo el mismo: mostrar agradecimiento a la otra persona y hacerle saber que es importante para nosotros.

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    Orígenes remotos: de las conchas a los árboles de Navidad

    La historia de los regalos es tan antigua como la propia humanidad. Ya en la prehistoria, los primeros humanos intercambiaban objetos sencillos, como conchas, dientes de animales y piedras talladas, en un gesto de alianza, de seducción o de gratitud. Piezas ornamentales halladas en Sudáfrica y datadas de hace más de 100 000 años dan testimonio de estos primeros gestos simbólicos.

    En la Antigüedad, el don se convirtió en algo ritual y social. En Egipto se realizaban múltiples ofrendas a los dioses y faraones. En Grecia y Roma, los regalos formaban parte de fiestas populares como la Saturnalia (en honor al dios Saturno), celebración en la que se regalaban estatuillas o frutos secos, e incluso se transformaban temporalmente los códigos sociales. Los romanos también inventaron las strenae, antepasadas de nuestros regalos de Año Nuevo.

    En la Edad Media, los regalos pasaron a ser un signo de lealtad. Los vasallos ofrecían parte de sus posesiones a su señor, mientras que las cortes reales se regalaban joyas, telas o caballos con una finalidad diplomática, para afirmar su prestigio.

    En la era moderna, el gesto del regalo se vuelve más individualizado. Las familias burguesas empezaron a hacer regalos personales, como libros, retratos o joyas. En el siglo XIX, el auge del árbol de Navidad y de Papá Noel popularizó los regalos navideños en Europa y América.

    Hoy en día, el regalo se ha convertido en una costumbre social, un detalle personal y un gigantesco mercado global. Pero su función principal sigue siendo la misma: estrechar lazos. Y estos lazos a veces se extienden más allá de los vivos: en muchas culturas, los muertos también siguen recibiendo regalos. En América Latina, por ejemplo, en el Día de los Muertos, las familias colocan en altares ofrendas de flores, platos tradicionales, objetos e incluso las bebidas favoritas de los difuntos, para honrar su memoria y mantener un vínculo simbólico con ellos. Este mismo gesto puede encontrarse en otras tradiciones, como las ofrendas que se hacen en los templos asiáticos. Por tanto, los regalos tienen una historia y un simbolismo universales: tanto si representan una muestra de afecto o respeto, como si sirven para honrar recuerdos, su finalidad sigue siendo la misma: unir a las personas.

    La visión de los regalos en diferentes culturas

    Aunque el don sea universal, sus códigos varían mucho de un continente a otro:

    • En Asia, el gesto se codifica hasta el extremo, siendo veces el envoltorio más importante que el propio objeto. En China, ciertos colores, como el rojo o el dorado, traen buena suerte, mientras que otros deben evitarse, y los regalos nunca deben hacerse de cuatro en cuatro, número asociado a la muerte. En Japón, por modestia, está mal visto abrir un regalo delante de quien lo hace. También está mal visto cogerlo con una mano; siempre se deben utilizar las dos.
    • En Occidente, los regalos son más espontáneos, vinculados a las grandes celebraciones: Navidad, cumpleaños, bodas, Día de la Madre y del Padre... El humor suele formar parte del gesto, y a veces se regalan cosas divertidas o inútiles solo para hacer bromas y reír en grupo.
    • En África, el acto de dar suele ser colectivo. Se ofrecen alimentos, ganado y tejidos para reforzar la solidaridad y el apoyo dentro de la comunidad.
    • En Oriente Medio, hacer un regalo es ante todo un signo de hospitalidad y respeto. Siempre se ofrece con la mano derecha o con ambas manos, pero nunca solo con la izquierda, ya que se considera impura.

    Los regalos tienen muchas formas:

    • Materiales (joyas, libros, ropa).
    • Inmateriales (viajes, experiencias, suscripciones).
    • Comida (vino, té, pasteles).
    • Objetos simbólicos (flores, artesanía, objetos religiosos).

    Las ocasiones también varían: Año Nuevo Lunar en Asia, Navidad en Europa y América, Aíd al-Fitr y Aíd al-Adha en el mundo musulmán, bodas y ritos iniciáticos en África. En cada cultura el don se inscribe con sus propios ritmos y valores.

    Qué no hacer cuando haces un regalo

    Los regalos pueden unir a las personas, pero también pueden separarlas si están mal elegidos o mal ofrecidos.

    Elección del regalo

    Algunos objetos tienen significados negativos:

    • En China, regalar un reloj de pulsera evoca la muerte.
    • En Italia, un cuchillo simboliza la ruptura de un vínculo.
    • En Rusia, un número par de flores está reservado a los funerales.
    • En los países occidentales, un regalo demasiado caro puede avergonzar al destinatario y ponerlo en un compromiso.

    La manera de darlo

    El gesto cuenta tanto como el objeto. En muchas culturas, se considera descuidado dar un regalo sin envolver. En los países musulmanes y en la India, dar el regalo con la mano izquierda es una ofensa porque significa impureza. Dejar puesta la etiqueta del precio se considera de mala educación de forma universal.

    La manera de recibirlo

    Recibir un regalo también conlleva reglas implícitas. En China y Japón, no se debe abrir inmediatamente. Rechazar un regalo puede considerarse un insulto. No expresar gratitud (verbalmente, con un gesto o por escrito) está mal visto en todas las culturas.

    Aspectos sociales y simbólicos

    En algunas sociedades, dar un regalo llama al gesto opuesto: no dar otro a cambio rompe el equilibrio. Ahora bien, en los países occidentales, está mal visto que se devuelva un regalo solo por compromiso. Y un regalo percibido como interesado, para influir, corromper o manipular, está mal visto en cualquier cultura. En general, la idea es dar sin esperar nada a cambio, simplemente porque nos importa la persona.

    Conclusión

    Hacer un regalo es un gesto universal, pero nunca anodino. Detrás de un objeto, una experiencia o un simple símbolo se esconde un lenguaje social bien codificado, lleno de tradiciones y tabúes. Por ello, la lista anterior no es exhaustiva, pues hay tantas formas de regalar como culturas en el mundo. Dar y recibir el regalo adecuado implica adaptarse a una cultura concreta y, en el mundo de la traducción, requiere una buena localización. Por eso es tan importante conocer bien la cultura del idioma al que traducimos. El regalo, ese gesto que apareció con las primeras sociedades humanas y ha perdurado a lo largo de los tiempos, sigue siendo una forma esencial de decir que «me importas».

    Este artículo ha sido escrito por Tristan Rochas, estudiante de primer curso de Traducción Especializada Multilingüe en la Universidad de Grenoble Alpes, especializado en inglés y japonés. Apasionado de las lenguas y la cultura japonesas, su ambición es continuar sus estudios en Japón y labrarse allí su futuro profesional.

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