¿Por qué a los traductores no les gusta hacer revisiones?
Si en tu empresa estabais buscando un traductor para revisar un texto que se tradujo internamente, es posible que tengas ya la experiencia de lo difícil que puede resultar encontrarlo.
Hasta es posible que mi blog de sobre “Las 4 excusas preferidas de traductores y agencias de traducción” no te resulte nada novedoso.
Sin tener estadísticas oficiales, afirmaría que a la mayoría de los traductores si les das a elegir entre hacer una traducción y hacer la revisión de una traducción, elegiría la traducción.
Por el contrario, son pocos los traductores que realmente prefieren revisar a traducir. Esto lo digo, pero, de hecho, ahora no se me viene a la cabeza ningún traductor con esta preferencia.
¿A qué se debe esta predilección por la traducción?
Cada persona es un mundo, pero creo que la mayoría de traductores prefieren traducir a revisar por las tres razones que expongo más abajo.
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1. La revisión de una traducción es como un melón sin abrir
En AbroadLink Traducciones, como en otras empresas de traducción, ofrecemos a nuestros clientes según el caso un proceso de traducción conforme a la norma ISO 17100 sobre servicios de traducción.
Un proceso de traducción conforme a esta norma de traducción implica una fase de revisión por un segundo traductor profesional.
Esto significa que cuando se programa un proyecto de traducción, el revisor no tiene la posibilidad de ver la calidad de la traducción en el momento de aceptar la tarea.
Tienes que pensar que al revisor generalmente se le paga una tarifa fija por palabra, con lo que, en el caso de recibir una traducción de poca calidad, la revisión acaba siendo una pesadilla mal pagada.
Para evitar esto, muchos traductores no aceptan revisiones a menos que se les pague una tarifa por hora en función del tiempo que necesiten para hacer una revisión con una estándar de calidad profesional.
Esto, sin embargo, no es plato de gusto para las agencias de traducción y los clientes de estas, que prefieren saber anticipadamente el coste que tendrá hacer un trabajo.
Por otro lado, aunque existen métodos para evaluar la calidad de la traducción inicial y compensar al revisor por tener que revisar una traducción de baja calidad, estos procesos suelen demandar mucho tiempo a todas las partes implicadas.
Así que, ante toda esta casuística, hay muchos traductores freelance que simplifican con simplemente no aceptar ningún trabajo de revisión.
2. Traducir es más divertido que revisar
Aun pensando que el apartado anterior es la razón principal del desdén general de los traductores por los trabajos de revisión, muchos traductores prefieren traducir simplemente porque les gusta más.
Podemos afirmar que el trabajo de traducción es un proceso que requiere una mayor creatividad en tanto que es el traductor el que toma de primera mano las decisiones de traducción necesarias para este texto.
Creo que son solo aquellas personalidades que encuentran satisfacción en encontrar errores en el trabajo de otros, los que pueden desarrollar una preferencia por la revisión de traducciones.
3. Traduciendo aseguras más trabajo
Imagínate que fueses un traductor autónomo y que te diesen a elegir entre traducir o revisar el texto. Como no eres traductor, quizá no tengas preferencia.
Si ahora te digo que por la traducción te pagarán algo más del doble que por la revisión, imagino que ya tendrías una razón de peso para decantarte por la traducción y dejar la revisión para otro.
Revisar un texto es una tarea que se hace a mayor velocidad (medida en palabras/hora) que hacer una traducción, de ahí que la tarifa por palabra que se cobra sea mucho menor.
De esta manera, los traductores aseguran un mayor volumen de trabajo cuando hacen una traducción. También implica finalmente menos gestión de proyectos y administrativa. Sin embargo, por hora, se gana más o menos lo mismo, ya traduzcas o revises.
Cada vez que se hace un trabajo de revisión, el revisor tendrá que leer las instrucciones del proyecto, comunicarse con el gestor de proyectos, lidiar con las defensas pasionales de traductores y, finalmente, enviar una factura.
Creo que esta mayor carga de gestión (tanto administrativa como, a veces, emocional) junto con los apartados 1 y 2, justifican, ante las personas ajenas al mundo de la traducción, la reticencia de muchos traductores freelance a aceptar trabajos de revisión.
Personalmente, yo era uno de ellos en los años que ejercí como traductor. ¿Qué preferirías tú?
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Josh Gambín es licenciado en Ciencias Biológicas por la Universidad de Valencia y en Traducción e Interpretación por la Universidad de Granada. Ha desarrollado diversas funciones como gestor de proyectos, maquetador, y traductor freelance y en plantilla. Desde 2002 es socio fundador de AbroadLink y actualmente desarrolla el cargo de Director de Ventas y Marketing.
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